martes, 11 de mayo de 2021

Texto de apoyo Unidad 2 y consignas para la Unidad 2

 Los textos en formato pdf los encontramos en este link Textos Unidad 2. El texto obligatorio para intervenir con el Voicethread es el de Ossowsky. Uds. tienen que elegir cada uno un texto más y comentar o intervenir al menos uno de los otros dentro de la tradición del marxismo. El texto que tienen que elegir va a ser de una corriente distinta de la que ya eligieron otros: por ej. si ya elegieron Poulantzas (estructuralista) pueden elegir solamente Thompson (historicista) o Olin Wright (marxismo analítico), etc. de manera que no se repitan las corrientes. Mas adelante vemos los textos de las otras corrientes funcionalistas y neoweberianas. 

Los pantanos teóricos en que nos metieron Marx y Weber y los intentos posclásicos de salir

El punto de partida que la sociología académica desarrolló en el siglo XX fue el de la formalización, estilización o explosiva combinación de los textos dejados por Marx y Weber. 
Sin embargo, cualquiera puede constatar que, por un lado, Marx no terminó el último capítulo de El Capital sobre las clases, Engels evitó o no fue capaz de escribirlo con lo que finalmente el marxismo “base” sobre las clases es el de Kautsky (con las críticas de Lenin) y, por otro lado, que los textos editados por la esposa de Weber eran papeles borradores que en algunos tópicos se contradicen sobre el tema de las clases al punto que se publicaron en partes distintas de Economía y Sociedad.

Los clásicos no abordaron de manera amplia y sistemática la especificidad de la problemática teórica de las clases y dejaron todo tipo de inconsistencias y omisiones. Las posteriores corrientes marxianas, por un lado, y funcionalistas americana, por otro, intentaron modelizar esta endeblez vía el expediente de ocultar o negar todas sus inconsistencias, en vez de explotarlas o desarrollarlas.

La sociología posclásica abordó 3 campos de debates sobre las clases: 1) El tipo de determinación fundamental o de relaciones sociales privilegiantes de las diferencias de clase (acumulación-trabajo-capital en Marx, mercado-distribución-poder de disposición en Weber); 2) Los factores aglutinantes de la formación de las clases para reconocerlos como agentes sociales diferenciados de otros; 3) La posible eficacia histórica, es decir, su papel en el cambio social.

Veamos las derivas del posweberismo: por un lado, el funcionalismo estructural que retomó la teoría de la acción weberiana y la combinó con la tradición utilitarista – pragmatista anglosajona y con los descubrimientos de teoría de sistemas biológicos y de la sociología de las organizaciones. Por otro lado, los que recuperaron y enfatizaron la teoría del poder weberiana y lo combinaron con ciertos aspectos del marxismo y la teoría de las elites.
Lo primero que hay que resaltar es que para Weber lo que define las clases es la economía: la situación de clase como probabilidades típicas de acceso a bienes que determina oportunidades vitales e intereses semejantes. El siguiente cuadro muestra las distintas variantes estratificadoras presentadas por Weber. Obsérvese que se basa en una amplicación del criterio marxista: ya no solo los medios de producción sino también otros tipos de medios que den oportunidades de apropiación de ingresos, rentas, etc.
Además hace jugar ciertos criterios de formación de clases: las clases “sociales” específicas tienen sus propias formas de cohesión, vida interna y de acción clasista. Con ello podría decirse que no todas las clases económicas llegan a ser clases sociales.

TIPOLOGIA DE CLASES EN WEBER

TIPOS DE DETERMINACION DE SITUACION DE CLASE
FUENTE DE PODER DE DISPOSICION
CATEGORIAS DE CLASES  POSITIVAS O NEGATIVAMENTE AVENTAJADAS
CARÁCTER DE LA RELACION DE CLASE



PROPIETARIAS
Monopolios de compra-venta de bienes o servicios, patrimonio o capital. Activos reales o financieros.
Privilegios estamentales por títulos educativos
RENTISTAS, PRESTAMISTAS, ACREEDORES
CLASES MEDIAS EDUCADAS
SERVIDUMBRE, DESCLASADOS, DEUDORES, POBRES
FORMA NO DINAMICA DE LUCHA (Esclavistas,  campesinos, artesanos)
Luchan por acceso o la defensa de la propiedad. Desclasados y terratenientes; acreedores y deudores o patriciado y plebe urbana y campesina.
Diversidad interna, solo es homogenea la de los desclasados/desposeidos.






LUCRATIVAS
Monopolios de bienes lucrativos y aseguramiento de oportunidades
EMPRESARIOS
BANQUEROS
PROFESIONALES LIBERALES
TRABAJADORES CON CUALIDADES MONOPOLICAS
CLASES MEDIAS DE CAMPESINOS Y ARTESANOS, FUNCIONARIOS
TRABAJADORES DE CUALQUIER CALIFICACION NO MONOPOLICA
Conducta homogénea:
-intereses inmediatos enemigos (proletarios contra gerentes y no contra accionistas, campesinos contra estado y no contra terratenientes)
- Masificación de situación típica.
-posibilidad técnica de fácil reunión
-dirección clara de intelectuales externos.



SOCIALES
Altas oportunidades de Interacción personal regular y perduración intergeneracional
PROLETARIADO
PEQUEÑA BURGUESIA
INTELLIGENTSIA Y EXPERTOS
PROPIETARIOS Y PRIVILEGIADOS POR EDUCACION
Fragmentaciones internas por calificación. Ideal de ascenso a Intelligentsia mas que a Pequeña propiedad independiente.



Los tipos de bienes (renta o lucro) determinan diversos tipos de cortes de clases. El esquema weberiano limitaba mucho la cuestión de la formación de clases (los estilos de vida homogéneos eran materia del análisis de estamentos) y la cuestión de la eficacia histórica o de poder (en realidad son las asociaciones de dominación y especialmente los partidos políticos los que se encargan de esto, no las clases).

La sociología americana retomó el esquema weberiano pero le adosó la teoría sistémica de los roles y la idea de tendencia hacia el equilibrio basado en las recompensas a la integración y adaptación del sistema.

Parsons ve en las situaciones de clase unas diferenciaciones que reflejan el premio – incentivo que sistémicamente se tiene que dar a aquellos que más contribuyen a la integración y la expansión del sistema. Es el principio de primacía de la integración del sistema: la estratificación se ve íntimamente ligada a la integración. Lo que en Weber podía ser monopolio y coerción en Parsons es un imperativo sistémico por el cual las recompensas o retribuciones a los distintos roles sociales tienen que respetar la contribución que hace cada uno de ellos a la perpetuación y crecimiento del sistema en su conjunto y de los valores normativos que inspiran a los integrantes del sistema.

La estratificación es una función de evaluación sistémica de la actuación de los actores y de la importancia de los roles que desempeñan. Las recompensas materiales (recursos) o simbólicas (prestigio, reputación) tienden a jerarquizar a quienes más aportan a la integración funcional global. La teoría sostiene un principio de correspondencia entre roles y recursos de forma tal que incentive la eficacia social de acuerdo a los fines normativos, obligando  a evaluar la contribución diferencial de las unidades y actores.
Es evidente que este planteo responde defectuosamente a las tres cuestiones heredadas de los clásicos: son los fines valorativos en última instancia lo que justifica las diferencias y no hay bienes o instancias privilegiadas de diferenciación; la formación de clases se reduce a “grupos de estatus” que comparten un tipo específico de recompensa material y simbólica; y no se les asigna papel alguno en el cambio social ni en la acción histórica o política. En todo caso configuran el contexto o paisaje social sobre el que actúan políticos, elites o gobernantes.

La reducción funcional posweberiana no fue el único derrotero de los seguidores de los pasos de Weber.

Dahrendorf es uno de los más grandes teóricos sobre la sociedad clasista industrial y rescata la cuestión del poder como central, además de incorporar varios tópicos típicamente marxistas al análisis. Es un avanzado al situar la teoría de la formación de clase dentro de la teoría del conflicto y el cambio y no al revés. No hay clases sin lucha de clases afirma resuelto en consonancia con el marxismo más combativo.  
Pero contrariamente al marxismo la estructura de clases no proviene de la lógica de la acumulación y la relación capital – trabajo sino, siguiendo la tradición weberiana, de las relaciones de poder efectivas.   Lo importante no es el derecho de propiedad sino el poder de disposición efectiva y el uso de los bienes para diferenciar y excluir. Lejos de la teoría de la integración, Dahrendorf se inscribe en la teoría del conflicto y la dominación.  El demarcador clasista no es ni el mercado ni el capital, sino la distribución diferencial de poder (y exclusión o participación en el poder legítimo) en una asociación de dominación. Es el compartir estas posiciones de manejo de poder sobre bienes lo que da lugar a la aparición de “cuasi grupos” con “intereses latentes”. Son las funciones asignadas en el sistema de poder las que en su interjuego y ajuste terminan moldeando la conciencia y formalizando los intereses manifiestos (psicológicos y materiales) de las clases.
Las CLASES son entonces resultados de una posición estructural-funcional en una asociación de dominación (típicamente la gran empresa capitalista de posguerra) más las experiencias comunes y la acción organizada para defenderse y atacar las posiciones de otros grupos.
La formación de clases tiene tres dimensiones o factores: TECNICOS (facilidad de agrupamiento, de reunión, acceso a recursos, a ideas comunes); POLITICOS (reconocimiento institucional, legalidad); y SOCIALES (contacto regular, reclutamiento, experiencias comunes).
La GRAN EMPRESA con planificación, profesionalización y nuevas relaciones jurídicas que separan propiedad de control y empresa de capital (managers, accionistas) son proclives a la INSTITUCIONALIZACION DEL CONFLICTO (encapsulamiento) y con ello a los procesos de formación de clases.

El neoweberianismo de F. Parkin es curioso porque prescinde por completo de los textos de Weber sobre las clases y recrea la teoría a partir de otro concepto weberiano pero sacado de sus estudios de historia económica: el concepto de acaparamiento de oportunidades y de cierre social. Es el dispositivo de cierre social como poder colectivo de exclusión colectiva el que se convierte en ariete de su concepción de las clases. Cierre social supone un poder de maximizar recompensas limitando a otros el acceso a las mismas, invocando atributos como motivos de exclusión. Es la monopolización por prácticas excluyentes usando atributos grupales que definen a otros como “los extraños” o “ajenos”.

El interés de este punto de partida se potencia porque los rechazados o sea quienes intentan acceder a esos recursos u oportunidades, resisten el cierre con lo que Parkin llama intentos de “usurpación”. El interjuego de cierre y usurpación es la dinámica específicamente clasista y forma las clases en torno al control sobre recursos “valiosos” en distintas épocas = tierra, armas, conocimientos esotéricos, etc. La monopolización de recursos claves deben reproducir y perpetuar esta capacidad de excluir a otros, y las acciones de usurpación que se le oponen siempre son portadoras de nuevos criterios distributivos de “justicia”.

Parkin contra Parsons y Dahrendorf reafirma el apotegma marxista: las clases se forman en la lucha y también que el cierre social más importante tiende a ser el de la propiedad privada de los medios productivos basada en el derecho hereditario. Se opone con ello a la devaluación de la importancia de la propiedad a favor de la división del trabajo y los roles ocupacionales, típicas de la teoría de la estratificación del funcionalismo, y se opone a la exacerbación del poder de mando y decisión que enarbola Dahrendorf.  Se opone en definitiva a la desvalorización funcionalista o weberiana de la propiedad.

En cambio muestra otro tipo de cierre social del capitalismo avanzado: los tìtulos educativos como control de entrada y cierre social sobre posiciones claves.
Finalmente Parkin ofrece análisis de cómo aquellos que intentan usurpar o romper los cierres sociales pueden a su vez ejercer el cierre social sobre otros: los obreros blancos comunistas en Sudáfrica eran racistas, lo mismo los sindicatos irlandeses contra los católicos, etc. A estos fenómenos lo llama el cierre social dual.

Dentro de la tradición marxista los procesos de consolidación o cristalización teórica también intentan disfrazar o suturar contradicciones teóricas.

Ossowski (1969), un marxista polaco, es quien ha leído con mayor detenimiento el potencial explosivo de contradicciones sobre las clases que anida en la obra marxiana. Define al marxismo como una “exorbitante síntesis” omniabarcativa de múltiples disciplinas (sociología, economía, filosofía, historia, política); que mezcla una ética normativa de fines revolucionarios con explicaciones legaliformes positivistas de leyes de desarrollo histórico; que  combina tradiciones multiculturales europeas: economía inglesa, filosofía alemana, y socialismo francés.

Así, la dicotomía básica (burguesía / proletariado) del Marx dramaturgo-revolucionario de algunas obras se acompaña del delicado análisis de clases intermedias del Marx historiador o cronista social de su época.

Sin embargo, hay un criterio tricotómico sistémico en el punto de partida de Marx que sostiene  3 y solo 3 tipos de relaciones de la fuerza de trabajo con los medios de producción, que proviene del cruce del criterio de 1) posesión/desposesión de los medios de producción, con el de 2) si trabajan o no trabajan, con el de 3) si son explotados, explotan o ni uno ni otro. 

Si cruzamos el criterio 1 y el 3 tenemos el siguiente cuadro.


POSEEDORES MEDIOS PROD.
DESPOSEIDOS
EXPLOTAN FUERZA DE TRABAJO


BURGUESÍA
NO EXPLOTAN FUERZA DE TRABAJO


INTERMEDIAS
VENDEN FUERZA DE TRABAJO Y SON EXPLOTADOS

OBREROS
NO VENDEN Y NI SON EXPLOTADOS


LUMPEN

  
Si cruzamos el criterio 2 y 3 tenemos el siguiente cuadro.



NO TRABAJAN Y EXPLOTAN

CAPITALISTAS
TRABAJAN Y EXPLOTAN
PEQUEÑA BURGUESIA CAPITALISTA
TRABAJAN Y NO EXPLOTAN
PEQUEÑA BURGUESÍA INDEPENDIENTE
TRABAJAN Y SON EXPLOTADOS

PROLETARIADO
NO TRABAJAN NI EXPLOTAN

DESCLASADOS


En Ossowski se observa que la combinación de criterios dicotómicos sistémicos tiene líneas de fuga no dicotómicas.

También hay fuertes contradicciones no resueltas en las elaboraciones sobre la lucha de clases: como lucha emancipatoria sempiterna de opresores minoritarios y masas oprimidas, o como lucha entre minorías competitivas por el poder. Engels en el prólogo a “Las luchas de clases en Francia” llega a reconocer por la evidencia histórica que las masas se involucran detrás de minorías, o sea que los oprimidos no son los que se enfrentan de manera directa por su liberación sino al servicio de clases minoritarias. Incluso para algunos marxistas las luchas de las masas oprimidas pueden obstaculizar la lucha progresiva de una minoría adelantada contra una atrasada.  Del mismo modo, la lucha de clases no es necesariamente reducida a luchas entre explotadores y explotados, sino que puede ampliarse a luchas entre intereses contrapuestos en sentido lato. Si la programática revolucionaria va hacia lo primero, los estudios históricos van hacia lo segundo.

Sobre este núcleo incandescente de cuestiones irresueltas el marxismo “occidental” ha derivado en diversas vertientes al combinarse con tradiciones intelectuales o influencia de disciplinas científicas: el estructuralismo, el historicismo y el individualismo metodológico han generado distintos modos de análisis marxista de la cuestión de las clases, de los cuales solo vamos a ver algunas de sus expresiones más reconocidas.

El griego Poulantzas discípulo de Althusser ha sido sin dudas el más brillante teórico de las clases dentro de la corriente estructuralista de los años 60 y 70. Abandona sin mucho ruido la definición leninista clásica centrada en el modo de producción, y dice que las clases no se constituyen en el campo de las relaciones estructurales, sino en el campo de las relaciones sociales, es decir, el campo de los efectos conjuntos de estructuras economico-político e ideológico, las prácticas. El concepto de clase social entonces no se corresponde con estructuras sino con prácticas, específicamente, prácticas de lucha en las que son decisivos dos conceptos específicos: intereses y poder.

Sin embargo, el papel de las estructuras sigue siendo una clave de análisis insoslayable a través de lo que él denomina la doble articulación del concepto de clases con las estructuras: las estructuras delimitan la capacidad de las prácticas de transformar las mismas estructuras. Las prácticas antagónicas donde se dirime poder e interés pueden agrupar a los agentes en clases y sus luchas cambiar la historia, pero solo hasta el punto en que las mismas estructuras (relaciones de producción y fuerzas productivas) las limitan.
Según este planteo las clases se constituyen en la lucha de clases integrando los niveles económico- político- ideológico, limitadas por las relaciones estructurales en cuánto agentes con eficacia histórica.  

El marxismo analítico representado aquí por el recientemente fallecido y asiduo visitante de nuestro país y nuestra universidad, E. Olin Wright, ha introducido en el marxismo los principios del empirismo lógico, el individualismo metodológico y la teoría de juegos estratégicos. Las clases se definen por el tipo de estrategias que están obligadas a realizar al tener (o no tener) acceso a algún bien estratégico: los medios de producción, la tierra, los medios de crédito, los conocimientos y la tecnología, etc. Comprar y vender fuerza de trabajo, hipotecar o prestar bienes propios, o comprar y vender saberes o técnicas son los comportamientos que nos constituyen como clase. Son los intercambios no exentos de lucha y antagonismo los que definen las clases. En este contexto realizan su aporte para entender desde el marxismo el fenómeno de la despolarización de la estructura de clases y la emergencia de las llamadas clases medias, con sus “posiciones paradójicas”.

El artículo de Przeworski, también expresión del marxismo anlítico, muestra que la imagen de la sociedad de clases del marxismo originario se basa en la homogeneidad de la masa amorfa de clases bajas a mitad del Siglo XIX  en que las posiciones respecto de los medios de producción coincidían con una segmentación nítida y catastrófica de la población entre ricos y pobres. La condición de propiedad definía per se la situación en la vida social. Sin embargo, hacia fines de siglo XIX se puede observar una incipiente clase media (trabajadores no manuales, con pequeña propiedad, educación, etc.) que consume lo que no produce y la lucha de clases organiza el excedente con amplios grados de libertad respecto del proceso de acumulación capitalista. La determinación política ideológica de las clases medias a través de las luchas incide sobre los procesos de acumulación / distribución. Hay efectos continuos de las luchas por organizar la sociedad y no son sujetos continuos que emanan de realidades estructurales sino que se reconfiguran dinámicamente. Las clases en lucha son efecto de luchas de clases. Las luchas mejoran salarios y distribución de la propiedad inmueble, la educación y las pensiones, con ello se reconfigura la estructura de clases.  Las clases mismas se definen en torno a las luchas: lucha sobre clases en vez de lucha entre clases. ¿Las clases medias son parte o no de la clase trabajadora?, ¿son una tercer clase enfrentada con la burguesía y el proletariado?, ¿o son simples fieles servidores de la burguesía?, son cuestiones en torno a las que hay una lucha de clases.

Las vertientes historicistas representadas aquí por E.P. Thompson, el principal historiador marxista británico, conocido por revolucionar la historia obrera y popular, partiendo de la radical disociación entre la cultura y la política de los de arriba y los de abajo. Aboga por un reconstruir la visión histórica desde abajo. Entiende que la Clase “es definida por los hombres al vivir su propia historia” como única definición. Por tanto es una categoría histórica, aunque parte de supuestos de estructuras, determinantes objetivos, relaciones de producción. Es también una categoría heurística que permite organizar la base empirica de investigación histórica, sobre todo cuando “Clase” no es una categoría presente en la época ni usada por ningún agente histórico concreto.

Thompson reivindica a Marx en tanto respeta este carácter  histórico de clase,  pero no a Lenin que plantea una proyección geométrica de las relaciones de producción como única forma de constitución de clase. Rechaza el estructuralismo que prescinde de la historia en la formación de clase. Clase en su uso heurístico es inseparable de lucha de clases. Se ha prestado mucha atención a clase y menos a lucha, que es previo y mucho más universal. “No hay gentes que miran en derredor, encuentran al enemigo y comienzan a luchar. Se encuentran en sociedades estructuradas en modos determinados principal pero no únicamente por modos de producción; experimentan la explotación; identifican intereses antagónicos;  comienzan a luchar y en el transcurso se descubren como clases”. La conciencia es el último paso no el primero. La clase no está instantáneamente presente porque lo profese un modelo teórico. Es un gigantesco error creer que existen clases independientemente de sus relaciones y luchas, “no luchan porque existen sino existen porque luchan”. Las Clases acaecen al vivir los hombres y mujeres sus relaciones de producción y experimentarlas modelando la experiencia culturalmente. Clase se define a sí misma en su acontecer. No hay modelo universal de formación de clases.

Finalmente, no hay forma de evitar el abordaje de los autores más arraigados en el estudio de las clases sociales en los últimos 40 años que tienden a una convergencia entre los enfoques weberianos y neoweberianos, y los diversos enfoques provenientes del marxismo. Encabezados por Bourdieu, intentan desarrollar una sociología constructivista de las clases en la que se ensamblan de manera ecléctica y secuenciada a la manera de capas superpuestas las diversas dimensiones “enclasantes”. La teoría del campo en Bourdieu y la teoría de los factores mediatos e inmediatos de estructuración de clases de Giddens son ejemplos acabados. 

Para Bourdieu los agentes dirimen, tanto individual como colectivamente, a través de relaciones de cooperación o conflicto en campos específicos, sus oportunidades de apropiación de los distintos  tipos de "capital" (económico, social y cultural) que sirven para realizar prácticas más efectivas de predominio en cada campo. La posibilidad que los agentes hagan distintas "apuestas", "tomas de posición", para disputar formas diversas de capital supone un importante recurso que es el de "conversión" entre tipos de capital: los agentes pueden intentar mejorar su posición cambiando capital económico por capital cultural, o capital social, etc. Los mecanismos de socialización y educación o inculcación en familias y escuelas o instituciones que ejercen violencia simbólica hacen que haya lo que el llama "incorporación de habitus" que hacen que los agentes se desempeñen para reproducir las prácticas de apropiación adecuadas que perpetuan el predominio o la situación de subordinación de dónde provienen. Las clases se reproducen intergeneracionalmente a través de los habitus incorporados. 

Para Giddens, la propiedad, la jerarquía de autoridad, el dominio de conocimiento o habilidades técnicas, los estilos de vida y consumo, se superponen para ir ensamblando las clases como formas de actuación y de conciencia comunes. En una suerte de teoría catch all, o toma todo, omniabarcadora y ecléctica, se multiplican los criterios de enclasamiento de la población. 

La articulación de la propiedad económica con las relaciones técnicas de producción y la autoridad, la tecnología, y los estilos de vida y consumo, proveen criterios amplios omniabarcadores lo suficientemente flexibles como para analizar material empírico diverso. Sin embargo, en mi texto (Gomez, 2014) se puede ver que el eclecticismo en realidad termina multiplicando los problemas irresueltos en los puntos de partida primitivos de Marx y Weber que se hacen converger.

En el artículo "Las miserias del concepto de clases" (Gomez, 2020)  https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/entramadosyperspectivas/article/view/5619/5174 se ensaya una crítica profunda a la consistencia teórica del concepto de clase en la tradición weberiano marxiana y se intenta defenestrar la estrategia de la "convergencia" o integración de paradigmas teóricos.  Sirve también como balance de los avances y estancamientos de la gran teoría sociológia fundacional y posfundacional que nutren todavía hoy a la sociología académica.  

Texto de apoyo Unidad V- Aproximaciones al análisis de clase y los antagonismos en las sociedades latinoamericanas contemporáneas

 2 Links para la bibliografía Unidad 5   https://drive.google.com/drive/folders/1fFl4eZkp5OLyNMZZslu7sR1PMLY8p66z?usp=sharing https://drive....