Texto Apoyo
Unidad 5
En esta unidad se hace un repaso de los
principales núcleos de estudios sobre diversos espacios sociales de clase con
énfasis en el contexto latinoamericano y argentino.
La problemática del género en la estructura
de clases.
El texto de G. Gomez Rojas, retoma el tema de la unidad de análisis y la
determinación de clase pero a la luz del papel de la mujer. El criterio de
tomar el hogar o la determinación directa por la ocupación del jefe de hogar
desconoce los cambios en la estructura de clases ocasionados por la
participación económica de la mujer. La autopecepción de clase de mujeres y
varones controlando por empleo del cónyugue y por factores adicionales al
empleo: consumo, ingresos totales, horas trabajadas, muestra mayor autonomía de
la mujer en su percepción de clase que la esperada por Goldthorpe en su
metodología clásica de atribución automática al jefe de hogar. Además la
posición de la mujer también incide en la autopercepción del hombre. El peso de
las condiciones materiales en la identidad de clase está tamizado por el
género.
Las problemáticas contemporáneas de la
clase obrera
Kabat y Egan discuten el valor de conceptos como masa
marginal, exclusión, informalidad urbana, economía informal, precariado,
historia global del trabajo, nueva esclavitud, etc. Insisten con la unicidad de
la clase obrera de acuerdo a los criterios del marxismo para analizar la
explotación de la fuerza de trabajo y sus diferenciaciones internas. El
análisis de clases sigue pivotando sobre las contradicciones de Capital y
Trabajo frente a las nociones laclausianas de pueblo y movimiento y frente a la
inclinación a captar la heterogeneidad a través de nociones como “sectores populares” o “marginalidad”,
“exclusión”, “precariado”, etc.
Con más flexibilidad Veronica
Maceira aborda de manera amplia la literatura sobre los procesos de
diferenciación interna de la clase obrera: marginalidad, exclusión,
precarización, informalidad, aristocratización, segmentación del mercado de
trabajo, infraclases, desocupación permanente, sobrecalificación, etc. muestran
el complejo panorama de la “subalternidad” o del ancho mundo de la opresión y
la explotación con lógicas disimiles a las de los
asalariados en términos de aspiraciones o demandas. Los sectores populares
vulnerables demandan simultáneamente “por debajo y por arriba” de los trabajadores
“integrados”: van de los alimentos o la subsistencia y la infraestructura
urbana elemental a la politización inmediata de las demandas y la interpelación
al estado y los poderes públicos.
Es particularmente importante
el análisis empírico que ofrece de las
formas de conciencia: las diferencias entre ocupados y desocupados en términos
de percepción del antagonismo social y las inclinaciones solidarias entre unos
y otros, las diferencias generacionales, las preferencias por la acción
colectiva, la percepción individual o social de la imputación causal de la
situación de desventaja o injusticia, etc. También son muy interesantes la
exploración de las identidades peronistas y sus transformaciones, el “peronismo
de los humildes”, el peronismo “de derechos”, el debilitamiento de la identidad
del peronismo sindical entre los jóvenes ocupados de familias peronistas.
La investigación de P. Varela sobre el conflicto
fabril de FATE en zona Norte, y la discusión sobre una nueva generación de
activismo sindical, su relación con el territorio y la formación de nuevas
formas de conciencia condensadas en la noción de “dignidad” obrera en un
contexto como el del gobierno posneoliberal del kirchnerismo. La figura del militante
sindical de planta que lucha “por los propios derechos”, y la idea de ciudadanía
fabril, la relación del locus de la fábrica con la política y el territorio son
puntos muy importantes a tener en cuenta en cualquier análisis actualizado de
la “condición obrera”.
La marginalidad y la exclusión.
Svampa señala la persistencia de la
problemática de la marginalidad como central en los debates latinoamericanos: funge
como el corazón de la subalternidad urbano popular, y la cara más visible de la
modernización perversa y trunca. Se enfatiza bien la dualidad en el tratamiento
del tema: el carácter de nuevas formas de reciprocidad y solidaridad comunal con
posibilidades de generar ingresos e intercambio alternativos al mercado
(economía social, popular, alternativa de base comunal) o bien el carácter
residual, de hiperexplotación, de informalidad urbana, y la llamada “nueva
cuestión social” en el capitalismo globalizado: acumulación flexible,
posfordismo y terciarización temprana y ajuste neoliberal. Todo muy teñido por
la problemática francesa de la exclusión (Castels, Rosanvallon): vulnerabilización,
desasalarización, desafiliación, zonas de integración, de desafiliación sin densidad
relacional y zonas de vulnerabilidad con o sin soportes laborales y sociales.
La tesis del polo marginal en la Argentina que retoma los trabajos de Aníbal
Quijano en los estudios del Observatorio de la Deuda Social Argentina que ve
una consolidación de dos o mas generaciones sin oportunidades de movilidad a
pesar de las políticas redistributivas del kirchnerismo.
El carácter protagonista activo del sector “marginal”
en A. Latina contrasta con los análisis en Francia. Fuerte territorialización de
la organización y capacidad de acción colectiva desde los años 80 incluso con
reclamos por tierra urbana e infraestructura.
En los 90 vienen los piquetes y la autorganización de proyectos comunitarios. La
extensión de las transferencias condicionadas y planes sociales con el 19% de
la población latinoamericana, muestran una dependencia del Estado altísima. Así
los análisis tienden a verlos como “Laboratorios o fábricas de economías alternativas
y sociabilidad solidaria” o “pobreza estructural y subalternidad cautiva del
Estado”.
Maneiro aborda el tema de la identidad y la
experiencia de clase de los grupos de desocupados en barrios de clases
populares en el marco de los años 90 de crisis social y neoliberalismo. La persistencia
de la nominación “trabajadores” que los reinscribe en la memoria de clase y el
peronismo, y sus posicionamientos en términos de ciudadanía y justicia que
enarbola la “dignidad” como aptos para contribuir a la vida social. Sin
embargo, también está activa la identidad de “Piqueteros” en la medida que se
atribuyen ser capaces de desafío y de imprimir su protagonismo además de
politizar su accionar en la arena pública.
La estructura de clases en los últimos años
de posneoliberalismo.
Svampa describe la sociedad excluyente
instaurada en los años 90 y la desregulación y financierización: la
privatización de la vida cotidiana, la ostentosa vida pública de las elites que
dejan su invisibilidad de lado, la reproducción de ámbitos de socialización
escindidos, las urbanizaciones privadas y los colegios exclusivos para formar
clases dirigentes, el estilo kitsch, el apoyo al peronismo menemista, la
americanización de la cultura empresarial, la extranjerización, etc. También es
un dato importante la polarización interna de clases medias entre ganadores y
perdedores. La pérdida de homogeneidad de las clases medias es un dato muy
importante a tener en cuenta que las debilita como actor cultural y político.
Benza muestra las tendencias de la
estructura social de la década ganada: expansión de posiciones intermedias de
profesionales, técnicos y administrativos y sobre todo de trabajadores manuales
calificados, a expensas en parte de las clases superiores y de las populares no
calificadas o marginales. La caída de planes sociales merced a la expansión del
empleo formal, el acercamiento de segmentos más altos de clases populares a
clases medias, y la mejora en los ingresos y consumo, así como en la módica
mejora en los indicadores de equidad o de distancia interclases, son los rasgos
que deja la década posneoliberal. Se reduce la movilidad espuria (es decir ascenso
ocupacional sin correlato de mejoras en ingresos y condiciones de vida) que
había caracterizado la década de los noventa con ascenso ocupacional pero
deterioro de nivel de consumo e ingresos para segmentos populares y de clases
medias. No obstante, otro rasgo de la década posneoliberal es que se amplía las
distancias dentro de las clases populares: mejoran más los trabajadores
formales calificados que el resto de las clases populares. El papel del poder
reivindicativo sindical y de la negociación paritaria salarial es clave en este
punto.
La cuestión indígena-indiana a la luz del
análisis de clases.
Las revueltas indígena campesinas en las
primeras 3 decadas del S. XX que asolaron Mexico, Chile, Colombia y
centroamerica sumados a la influencia del marxismo indigenista social de
Mariátegui en Perú y de Tristán Marof en
Bolivia (ambos estimulados por el interés de Marx por la comuna rural rusa),
posicionaron la cuestión del Indio como central en el pensamiento social
latinoamericano. El primer reflejo fue desplazar el problema hacia la cuestión de
la tierra y el gamonalismo o el latifundio y también a la cuestión de la
necesidad de los estados independientes de operar una modernización en un marco
de integración e identidad nacional. El peruano Manuel G. Prada señala
tempranamente la opresión no de raza sino de expropiación y explotación.
Mariategui apunta al socialismo desde un vanguardismo indígena que toma de base
la comunidad agraria indígena para darle una dimensión mítica al proyecto
socialista. La “asombrosa persistencia comunista” de estas comunidades y su capacidad de resistencia al capitalismo
es motivo de atracción teórica ya que provee una solución al problema de la
clase obrera reducida y el atraso productivo con coexistencia feudal y
comunitaria. La “Campesinización” como solución de integración nacional y
modernización al mismo tiempo se ve nítida en la experiencia de la reforma
agraria en Perú de V. Alvarado y el relativo
fracaso de su intento de cooperativas bajo dirección estatal. La instauración
del “dia del campesino” muestra el intento de recrear una identidad agraria-andina
campesina que se ve como una revalorización frente a la devaluada identidad indígena
ancestral. En Argentina se observa lo nacional popular del peronismo y sus ambigüedades: integración
socioeconómica y ciudadana pero rechazo a la identidad y las marcas culturales
disonantes de la modernidad. Históricamente en la argentina lo mestizo se
contrapone a lo europeo y lo indígena queda
como exterioridad total o “periferia de periferia”. La Evita indígena del
escultor Vitullo ocultada en París es el ejemplo de las ambivalencias del
peronismo.
El extraordinario sociólogo marxista
boliviano Zavaleta Mercado plantea con sencillez y maestría la necesaria
articulación entre la lucha de clases y la cuestión nacional. La nación, la
lucha por la nación, está atravesada por la cuestión de las clases “nacionales”
enfrentadas a las clases oligárquicas extranjerizantes. El campesinado, el
proletariado minero y las capas medias e intelectuales tienen sus propias
contradicciones pero no pueden defender sus intereses sin enfrentar al imperio encarnado
en mineros y latifundistas y tomando a su cargo la tarea de unificar un estado
nación moderno. El papel central del proletariado minero, las fragmentaciones de campesinos y las
confusiones y oscilaciones de las capas medias en este proceso son una forma de describir la dinámica de las “clases
nacionales”.
Diaz Polanco descarta que el problema
nacional pudiera ser interpretado como un asunto transitorio y, en tal sentido,
secundario para el análisis de clases. Describe tres posiciones teóricas erradas
al respecto: “sustitucionista” de la etnia por la clase basada en la falta de
significado hitórico y económico de la raza ante procesos como la expansión del
capitalismo; “purista” de etnicidad separada de la cuestión material de las
clases; “evolucionista” de paso de la etnia y la servidumbre a la clase y el
proletariado urbano y rural.
Propone en cambio diferenciar “etnicidad” (dimensión
universal a todos los grupos humanos) de los grupos étnicos: la etnicidad es un
nivel del análisis de constitución histórica de clase insoslayable aquí y en
Europa o EEUU. Aclara que las identidades étnicas mismas también están
sometidas a la dinámica de las luchas clasistas y la evolución histórica, ya
que no son primordiales o sustancias inmutables.
Quizás la gran contribución de este autor
es que la base de la pretensión de crear un estado nacional propio es la
comunidad de la etnicidad que contiene las contradicciones clasistas. La nación
puede articularse a partir de la etnicidad, la lengua y la cultura compartida.
Es la base de unificación para la autodeterminación en una nación que contiene
los antagonismos de clase en pos de un espacio común de expansión de los
intereses particulares de las mismas. La “regionalización” supone que las
etnias en su movimiento crean su propio espacio de acción desbordando fronteras
prestablecidas.
Quijano y la colonialidad del poder es un texto clásico. El régimen del control de
trabajo en nuestra A. Latina está racializado en la colonia. El indio se lo ve como
indigno de salario y por ello se le concede la responsabilidad de su propia reproducción
lo que le permite cierta persistencia comunitaria y autonomía. No hubo
feudalismo sino explotación sin paga en la encomienda y a través de los
impuestos.
Las burguesías dependientes.
Svampa retoma los debates sobre el
capitalismo colonial y la dependencia, el desarrollo asociado, la burguesía
nacional o las burguesías locales. El análisis de los estudios latinoamericanos
muestran que capitalismo no era sinónimo de modernización: la servidumbre y la
esclavitud no tenían nada de feudales y todo de capitalistas: la acumulación en
torno a la producción de exportables baratos
y en torno a los mercados internos que se le asociaban necesariamente, no
liberaba la fuerza de trabajo sino al contrario. Así se generalizan los
diagnósticos de un raquitismo de capitalismo moderno como realidad inacabada y
perpetua promesa. Se observan la ausencia de unidad orgánica de clases
dominantes: siempre termina en la imposición del sector de enclave bajo control
imperial. “Capitulacionismo” burgués y “lumpenburguesía” solo capaz de un “lumpendesarrollo” se
multiplican en los textos. El desarrollo “asociado” junto con la necesidad de
control del aparato estatal y los diversos “estilos de desarrollo” muestran que
sin embargo la burguesía local está lejos de ser un mero apéndice de los
intereses multinacionales.
TRABAJO PRÁCTICO
1)De acuerdo a su tema de trabajo seleccione
al menos una cuestión de corte extraclasista (género, etnicidad, edad) e
intente enriquecer el análisis.
2)Intente introducir la cuestión de la
heterogeneidad y la fragmentación de las clases populares o medias en su tema.